
Desde el punto de vista económico, el oro no es una divisa por no poseer una soberanía monetaria perteneciente a un país. De aquí desprendemos la idea que al no estar asociada a ninguna nación, su valor es inmutable, no así su cotización medida en otro bien.
Si lo anterior resultó medio confuso, lo pasamos a criollo. El oro en si mismo no tiene valor, un dolar vale un dolar y una onza de oro vale una onza de oro. En cambio, el precio de una onza de oro medido en dólares nos da un número exacto y hoy es U$S 1250.
¿Por qué estamos hablando de todo esto?
En un conocido grupo de Facebook un inversor consultó si convenía invertir en oro o en Letes. Aquí comenzó todo el análisis de los resultados que trajo a lo largo del tiempo invertir en oro y bajo que circunstancias es buena opción.
Al no estar atado a ninguna divisa, el oro es el candidato de refugio mundial en tiempos de crisis financieras.
En la crisis económica hipotecaria de los créditos subprime del 2007-2008, cayeron en valor los activos de las bolsas de todo el mundo y el oro entró en escena como refugio ante precios que no dejaban de bajar. El gráfico de arriba marca el crecimiento en valor del oro en los últimos 10 años, el mismo fue del +83.84%. A partir del 2012 la cotización de la onza medida en dólares comienza a bajar en concordancia con un mercado alcista en las acciones reflejado en el segundo gráfico.
El índice S&P500 representativo de las 500 empresas más grandes de Estados Unidos en cambio, por la misma crisis en cuestión tuvo un rendimiento inferior.
Presente el mismo período del 2007 a 2008, el S&P500 cayó de 1600 a menos de 800 puntos, una caída mayor al -50%. Los inversores salieron corriendo despavoridos de las acciones y se refugiaron en el oro. Al aumentar la demanda y mantenerse la oferta constante el precio sube y podemos visualizar en el primer gráfico la gran escalada.
Si analizamos los últimos 10 años, el precio del oro subió un +83.84% vs +61.47% del S&P500, en dicho período la inversión en oro nos hubiera dado una ganancia +36% mayor.
¿Cuál es entonces el problema?
Más adelante compararé el rendimiento en un período de 30 años, que se puede asemejar más al período de vida de cualquier inversionista. Los problemas al adquirir oro físico (puede comprarse en Banco Piano) son los siguientes:
1 – El oro no genera rentabilidad. Al igual que el dolar en si mismo, no incrementa su valor y no nos pagan una tasa de interés.
2 – Tener oro físico requiere de almacenamiento seguro. Si debemos contratar una caja de seguridad bancaria para guardarlo ya partimos de un rendimiento negativo dado que incurrimos en gastos para proteger nuestra inversión.
3 – Si en cambio optamos por guardarlo en casa, una moneda de oro es muy fácil de sustraer o perder. Miles de dólares desaparecerían en un instante y no hay seguro que nos cubra contra ello.
4 – Comerciar oro tiene un precio. Al igual que comprar dólares hay un precio comprador y uno vendedor, esta diferencia de precio se llama spread. En el caso de los dólares, al ser un bien común el spread es bajo (entorno al 2.5%) pero para el oro físico es otra historia. Un spread de 10% o 20% puede generar una pérdida del mismo porcentaje si la cotización no varió y queremos hacernos del dinero de manera rápida.
¿Sirve para inversión a largo plazo?
La respuesta corta es sí, pero hay alternativas mejores. Como muestra el gráfico siguiente la variación en el valor de la onza de oro en los últimos 30 años fue del +176.62%, no es nada despreciable casi triplicar el valor de nuestros ahorros.
Pero la inversión en acciones (sobre todo a largo plazo) es otra alternativa.
Si hubiéramos comprado 1 onza de oro hace 30 años por U$S 452, hoy nuestra inversión estaría valorizada en U$S 1250 (precio actual). Si hace 30 años hubiéramos tomado más riesgo e invertido en el índice S&P500, esos U$S 452 hubieran crecido en valor un +700.94%, valorizando nuestra cartera en U$S 3620. Este último valor representa 2.9 veces la ganancia obtenida si hubiéramos invertido en oro.
Conclusión
No siempre lo que parece más seguro hoy lo termina siendo a lo largo del tiempo. Al S&P 500 lo mantiene el Comité del Índice S&P (S&P Index Committee), cuyos miembros son economistas y analistas del Standard & Poor’s. El Comité evalúa los méritos de la empresa utilizando ocho criterios básicos: la capitalización de mercado, liquidez, domicilio, libre flotación, clasificación por sectores, la viabilidad financiera, el tiempo que lleva cotizando en bolsa y listado de intercambio. Las acciones de la compañía también deben mantener un volumen mínimo de negociación mensual de 250.000 acciones en los seis meses anteriores a la fecha de evaluación. El Comité establece la política de mantenimiento, su propia independencia y objetividad.
En otras palabras contamos con un índice dinámico de las mejores empresas de EEUU. Empresas que generan productos, ventas, crecen, aumentan sus volúmenes y su valuación en mercado.
En mi humilde opinión me parece más acertado y seguro invertir en empresas que en metales preciosos.


