Hoy nadie deja sus ahorros guardados bajo el colchón, ni en la cuenta corriente del banco. Los ponemos a trabajar para que generen una mínima rentabilidad mensual. Como ya se explicó en «¿Qué hago con mis ahorros?» la inflación hace imperativo que nuestro ahorro trabaje y crezca, al menos para que no se devalue.
Para ello existen inversiones de Renta Fija y Renta Variable. La Renta Fija constituye instrumentos en los cuales sabemos de antemano el resultado que nos entregará, son ejemplo de estos inversiones en Plazo Fijo o Bonos. Ambos nos informan el día que cobraremos el capital depositado + el % de renta que nos otorgan. La mayoría invierte en Bonos y Plazo Fijos no porque son buenas alternativas sino porque desconocen otras. El precio de la comodidad y seguridad se paga con un bajo rendimiento.
Las inversiones de Renta Variable en cambio, son mas atractivas. Estas incluyen Acciones, Commodities y Divisas. Aquí sacrificamos la seguridad de tener siempre un rendimiento positivo (no perder plata) por promesas de ganancias muy superiores.
Nuestro perfil de inversor determinará a que tipo de renta nos volcaremos. No es obligatorio permanecer solo en una, bien podemos tener el 90% de nuestros ahorros en un plazo fijo para brindarnos tranquilidad y empezar a operar con el 10% restante. Es importante sentirse cómodo con estos números dado que la finalidad de nuestros ahorros e inversiones es brindarnos un próspero y tranquilo futuro. Con el paso del tiempo iremos aprendiendo, perdiendo el miedo y disfrutaremos de los atractivos retornos brindados por las rentas variables.
No se puede estar en la minoría que genera mas ingresos haciendo lo que hace la mayoría.